Sonó el reloj en el silencioso ruido
no si estaba, me veo, me reflejo, pero yo me he ido,
se cerraron las cortinas del tiempo
es como el calendario inerte que propugna mi piel en tu ausencia
y contemplo tu mano suave rozando mi piel.
Corrí y corrí, me desangré, porque tú querida, robaste mi hiel
me dejaste como un perro en la puerta de la calle
y me desangré sobre tu vestido, sombra de lluvia.
Más cierro los ojos y con el paso de mis pies
te recorro aviesa, sombra ausente,
me tumbo feliz mirando al cielo,
veo tu rostro con el universo, me duermo entre la mies
intento navegar a otro mundo imperecedero
desmadejando velas al viento,
intento acostumbrarme a mi silencio de relojes fríos
siento tener que acabar e irme, no puedo asirme,
ni parecer una poeta asceta, una cuestión de etiqueta,
al posar os muestro el rostro o la madera
comparándome en la ausencia de tu cuerpo
recubriendo los informales sinfines de mi eterno beso.