Bienvenidos al Blog de las salas cajón desastre y aventura de vivir de Ozú. Desde hace tiempo nos rondaba por la mente la idea de tener un sitio de encuentro, una referencia más allá de nuestras salitas, un lugar sobre todo para compartir esos "pequeños momentos" de los que se compone cada día.

En este “cajón desastre” todo tiene cabida: fotografía, música, literatura, cine... pretendemos sobre todo aprender los unos de otros y entre todos crear algo diferente que nos sirva de complemento y entretenimiento.

Por eso os invitamos a que participéis con comentarios y sugerencias. Gracias de antemano a todos y ¡Bienvenidos!

viernes, 26 de noviembre de 2010

RESIGNACION

Venimos al mundo de la mano del llanto,
expuestos, desnudos con piel de talco.
Nos aferramos al temporal abrigo maternal
que poco a poco iremos mudando
y despojándonos de él, hasta perderlo.
Es cuestión de tiempo.

Sin el sustento inicial, obligados quedamos
a ser valientes, decididos, osados..
y cual es el resultado?
lo inversamente proporcional a lo soñado.

Planeamos la vida en vano,
dibujando infantiles bocetos que
coloreamos y perfilamos,
para así dar mas intensidad
al estúpido panfleto


( Dispersa )
ELOGIO DEL MAR


El mar tiene la corpulencia de un titán invencible. Es un poderoso dios de espuma y arrogancia. El hombre es molécula de agua. Como toda vida terrestre surgimos de sus profundidades para conquistar nuestro espacio y nuestro destino. Pero al mar no le importa su ascendencia sobre nosotros. Somos insignificantes para él como para el búfalo la mosca que lo revolotea. El mar traga las almas que naufragan con un bostezo de indiferencia extendido a través de los siglos. El mar es, por tanto, drama. Territorio de muerte y olvido, el mar, es un cementerio. El mayor de todos, el más inabarcable, el más terrorífico, el más antiguo y el más duradero.

Es conocido el mar por su proverbial eternidad y por su presencia inmutable desde el principio de los tiempos. El mar es también reliquia del más remoto pasado, una canción entonada desde los orígenes del planeta, un vestigio de la Tierra primitiva. Infinito y prístino, le tememos y nos subyuga. Lo creemos absoluto. Pero no es realmente así: tuvo un principio y tendrá un final. Para él hubo un antes y habrá un después. Es, como nosotros, polvo de estrellas, vapor de la creación primera, espectro del Ser, sombra del ayer más remoto. Somos mar y éste polvo de estrellas. Nos aguarda, a él y a nosotros, el mismo fatal destino de vida y muerte.

Abocados, como él, a la desaparición nos hermanamos en lo perecedero, en lo posible y en lo imposible, en lo concreto y en lo irreal, en lo banal y en lo trascendental.


( Shakespeare )


NOCTURNO

Agoniza el crepúsculo en su lecho de sombra
mientras disemina con sus manos
las últimas espigas de luz del día.
Hay quietud y delirio
y un silencio ciego, extraño,
que precipita los recuerdos.

Silencio de yerba y sombra donde habita la nostalgia.

Algo me llama, algo sin voz habla
como un eco nacido de lo remoto.

De pronto, ya es de noche.
El cuerpo de la penumbra se ensancha
y ocupa el momento esencial, eterno,
poblándolo de temores y misterio.

La oscuridad de los montes recupera, despierta,
aviva los sentidos dormidos.

La luna inicia su peregrinar antiguo.
El cielo calmo, puro, indescifrable,
suspira propagando estrellas.

Esta la noche plena de paz en el seno de la primavera...





( Shakespeare )

domingo, 21 de noviembre de 2010


De las nubes orgullosas del cielo
envidio su desparpajo. En el horizonte,
incendia el crepúsculo su arquitectura
de vapor.

Con la memoria atrapo ese momento.
Me desvelo por este don luminoso. No quiero
nada más que eso, aunque sólo sea un instante
diminuto.

En mi vida se despiertan los ecos 
de otras vidas posibles. Aunque ebrio de anhelos
no me deshago de este negro pesimismo
que se me enquista. ¿Todo es destino?
¿Venceré a quien soy? Es mi vida
un paraje asediado de ciénagas.

Diáfano crepúsculo,
consuela con tu luz tierna
mi alma aprensiva hasta la derrota.





( Shakespeare )

EL MITO DE LA BONDAD

Tengo que decirles un secreto. Un secreto que no es tal porque, si se piensa, es una obviedad. Otra de esas obviedades que pasan desapercibidas a la gran mayoría. Hay que decir que, muchas veces, lo obvio es como nuestra nariz que aunque la tenemos delante no la vemos. Pero dejándome de digresiones les rebelaré mi secreto: las buenas personas no existen, se trata de un mito más. Con esto tampoco quiero decir que todos seamos malos y requetemalos, sólo que creo que virtud y maldad convergen en nuestro interior en una inseparable cópula que constituye nuestra naturaleza. Existen personas, digamos, no-buenas, malas e hijasdeputa con pintas. Poniéndome más pesimista aseveraré: la inocencia no existe, el hombre es culpable de ser hombre. Por eso cada vez que oigo hablar de buenas personas me entra la risa. Lo que si somos es manifiestamente mejorables. Y porque cabe esta posibilidad y porque, a veces, gusto de mirar la mitad llena de la botella alivio algo mi pesimismo y misantropía.

         Les he contado mi secreto porque estaba seguro que no lo sabían. Nadie lo sabe. Queremos creer en la bondad intrínseca del género humano como creemos en divinidades, en susperticiones o en ocultas y falsas ciencias,- esas sin método experimental -, pero todo, al final, resulta un cuento, un gran cuento chino con que la humanidad se anestesia de la maldición de vivir una existencia sin sentido ni propósito, ni, lo que peor, prolongación.

          Suele ocurrir que a quien tomamos por bondadoso no es más que un pusilánime, sin valor para realizar sus más secretos deseos de hacer el mal. Pero, sin llegar tan lejos, lo que somos realmente es una mezcla de egoísmo e interés, idiocia y descuido moral, sobre todo, esto último por falta de empatía que es como se llama hoy día a la cristiana misericordia. Esto es lo que nos lleva a cometer errores. Claro está que entre estos defectos y practicar un hijoputismo químicamente puro (el instinto criminal, por ejemplo) median siglos luz de distancia. Pero no hace falta tener impulso criminal ni ser un sádico para ser un asiduo practicante del mal, un mal que sin ser absoluto si es condenable. Sólo hay que dejarse llevar por los dos mayores intereses que dirigen la conducta humana: sexo y dinero. Intereses que se pueden intercambiar por otros, tranquilamente, como fama y amor (sí, por amor también se hace el mal.) o por cualquier otro interés que pueda ocurrírseles.

        También tienen que ver en esto de hacer el mal las pasiones o ese sentimiento inconfesable porque delata la inferioridad en que se encuentra quien lo padece: la envidia. Pero, y esto es más importante, para hacer el mal tampoco se necesita ser una hormigonera que amalgame pasiones e intereses egoístas en  mezcolanza sino tan solo caer en algo tan, aparentemente, fútil, tan etéreo, y extendido y, a la vez, que pasa tan desapercibido como la ligereza, el descuido. Por ligereza, por un  tonto hablar por hablar, hablar sólo como una forma del trato social, un hablar sin mala fe, (no ese hablar morboso y canalla de los y las cotillas) se levantan y propagan sucios rumores y repugnantes calumnias que pueden causar gran daño moral a quienes van dirigidas. Ya se ve: con sólo hablar. Por todo esto y por lo anteriormente dicho yo no creo en las buenas personas porque como decía Juan Benet : "Al final todo el mundo la pifia".



( Shakespeare )

ALUCINACIONES

Hace unos días fui a visitar a mi madre y estaban retransmitiendo por la televisión la visita del Papa Benedicto XVI a España. Era el momento que el Papa y su séquito subía por la escalerilla del avión. De repente me asaltó la macabra idea de lo que pasaría si el aparato se estrellara. Estuve un buen rato imaginándolo, regodeándome en los detalles del siniestro; es más, creo que hasta lo disfrutaba. Pensé comentarlo en voz alta, pero el rosario colgado del brazo del sillón de mi madre me persuadió, evitándole así un nuevo disgusto. Me sentí mal durante toda la tarde, continuaba perturbada por aquella siniestra idea, más bien delirio, que seguía asaltándome cada vez que me desconcentraba.
Luego regresé a casa y más tranquila, supuse que quizás este fuerte ataque anticlerical me acometió influenciada por la lectura reciente del libro “Los girasoles ciegos”. O que las sotanas me hicieron recordar un hecho de mi infancia cuando fui a confesarme para hacer la primera comunión y el cura me insistía en que no me dejase tocar las tetas por los chicos. A pesar de que en aquella época no entendía qué intención podían tener ellos en tocarme nada.
Al día siguiente me levanté trastornada, me obsesioné con leer en la prensa todos los artículos que hacían referencia a la visita papal. Me detuve en algo que me llamó la atención: Parte del menú que habían ingerido se componía de “una réplica en chocolate de 50 kilos y 1,2 metros de altura de la Sagrada Familia”. ¡Comerse la sagrada familia! Aunque fuera de chocolate no dejaba de parecerme un sacrilegio. Señalaba la misma notica que “unos 16,4 millones espectadores mayores de cuatro años, estuvieron pendientes de la visita papal”... Y de nuevo pasó por mi mente las probabilidades que había de que a alguna de esas personas se le hubiese ocurrido también lo del accidente aéreo. A medida que continuaba leyendo volvió el desvarío. Me imaginé con nueve años, subida al púlpito de la Iglesia de mi pueblo, proclamándole al cura que era un salido-pederasta que a mí nadie me iba a tocar las tetas porque no se me habían desarrollado aún y defendiendo que el derecho a la vida, debería ser a una vida digna, porque vivir cuando no eres deseado la mayoría de las veces te lleva a convertirte en un desdichado y morir en la agonía cuando estás desahuciado, es inhumano. También le declamaba que el amor es lo mejor de la vida independientemente del sexo de quienes se aman y que las familias apostólicas, católicas y romanas la mayoría se sostienen sobre mentiras y cuernos. Eso sí, sin dejar de ir a misa y sin dejar de ver por televisión la visita del papa.
Han pasado algunos días…
Estoy mejor de las alucinaciones. He ido al psicólogo, me ha dicho que no me preocupe demasiado por la imaginación y que deje de mezclar Diazepan y Redbull... Pero claro, ahora tengo un problema: pronto tendré que viajar en avión, no dejo de darle vueltas a que igual Dios me castiga por escribir esto.
En fin, me arriesgaré y que sea su voluntad, así en el cielo, como en la tierra. Amén


( Avena )

miércoles, 17 de noviembre de 2010

sábado, 13 de noviembre de 2010

Dia Europeo de la Opera en Pamplona. CORO "PREMIER ENSEMBLE" de AGAO

Una carta de George Carlin





“ La paradoja de nuestro tiempo es que tenemos edificios mas altos y temperamentos mas reducidos, carreteras mas anchas y puntos de vista mas estrechos. Gastamos mas pero tenemos menos, compramos mas pero disfrutamos menos. Tenemos casas mas grandes y familias mas chicas, mayores comodidades y menos tiempo. Tenemos mas grados académicos pero menos sentido común, mayor conocimiento pero menor capacidad de juicio, mas expertos pero mas problemas, mejor medicina pero menor bienestar.

Bebemos demasiado, fumamos demasiado, despilfarramos demasiado, reimos muy poco, manejamos muy rápido, nos enojamos demasiado, nos desvelamos demasiado, amanecemos cansados, leemos muy poco, vemos demasiado televisión y oramos muy rara vez.

Hemos multiplicado nuestras posesiones pero reducido nuestros valores. Hablamos demasiado, amamos demasiado poco y odiamos muy frecuentemente.

Hemos aprendido a ganarnos la vida, pero no a vivir. Añadimos años a nuestras vidas, no vida a nuestros años. Hemos logrado ir y volver de la luna, pero se nos dificulta cruzar la calle para conocer a un nuevo vecino. Conquistamos el espacio exterior, pero no el interior. Hemos hecho grandes cosas, pero no por ello mejores.

Hemos limpiado el aire, pero contaminamos nuestra alma. Conquistamos el átomo, pero no nuestros prejuicios. Escribimos mas pero aprendemos menos. Planeamos mas pero logramos menos. Hemos aprendido a apresurarnos, pero no a esperar. Producimos computadoras que pueden procesar mayor informacion y difundirla, pero nos comunicamos cada vez menos y menos.

Estos son tiempos de comidas rápidas y digestión lenta, de hombres de gran talla y cortedad de carácter, de enormes ganancias económicas y relaciones humanas superficiales. Hoy en día hay dos ingresos pero mas divorcios, casas mas lujosas pero hogares rotos. Son tiempos de viajes rápidos, pañales desechables, moral descartable, acostones de una noche, cuerpos obesos, y píldoras que hacen todo, desde alegrar y apaciguar, hasta matar. Son tiempos en que hay mucho en el escaparate y muy poco en la bodega. Tiempos en que la tecnología puede hacerte llegar esta carta, y en que tu puedes elegir compartir estas reflexiones o simplemente borrarlas.

Acuérdate de pasar algún tiempo con tus seres queridos porque ellos no estarán aqui siempre.

Acuérdate de ser amable con quien ahora te admira, porque esa personita crecerá muy pronto y se alejará de ti.

Acuérdate de abrazar a quien tienes cerca porque ese es el único tesoro que puedes dar con el corazón, sin que te cueste ni un centavo.

Acuérdate de decir te amo a tu pareja y a tus seres queridos, pero sobre todo dilo sinceramente. Un beso y un abrazo pueden reparar una herida cuando se dan con toda el alma.

Acuérdate de tomarte de la mano con tu ser querido y atesorar ese momento, porque un día esa persona ya no estará contigo.

Date tiempo para amar y para conversar, y comparte tus mas preciadas ideas.

Y siempre recuerda:

La vida no se mide por el número de veces que tomamos aliento, sino por los extraordinarios momentos que nos lo quitan.”

George Carlin.

viernes, 12 de noviembre de 2010

EL BOOM DE LA APARIENCIA

¿Puede ser que una persona llegada a la senectud deje de tener el mismo valor que tuvo cuando aún era joven? Y, ¿ puede, realmente, su alma volverse a sentir joven? Puede que ocurran ambas cosas teniendo en cuenta los valores actuales donde la belleza y la imagen de la juventud se han constituido en el bien supremo y envidiado y donde se ha dado como consecuencia un boom de la oferta de las formas de embellecimiento y mejoramiento del atractivo físico. La apariencia juvenil ha acabado colocándose entre los valores imperantes y suprimiendo con su imposición el antiguo y moribundo prestigio de una experimentada y sabia vejez.

Toda persona que alcanza la vejez se adentra en una indiferencia y en un ninguneo de radical implantación social por mor de la subida a los altares de lo joven como fin vital y no como etapa de transición y superación.

La cirugía plástica posee tal prestigio que otorgándola poderes casi mágicos, aboca a una muchedumbre de sedientos aspirantes a eternos jóvenes o a bellos emuladores del atractivo de las estrellas del cine y la pasarela, a una espiral de implantes, correcciones, cortes y estiramientos.

Por lo dicho, la edad y sus consecuencias se hacen muy difícil de aceptar cuando acontece y, con ello, se impone a los físicamente acomplejados por sus defectos o su exceso de años a someterese al cambio de su apariencia por una imagen más acorde al espíritu de los tiempos. O, al menos, eso es lo que parece.

Así, el viejo es más que un viejo: es una persona culpable. Culpable por no someterse a los ofrecimientos milagrosos de la industria del embellecimiento como una forma de consumo más , asequible y, por tanto, exigible. Se conmina al poseedor de un físico considerado defectuoso a su manipulación estética. Quien no se doblega es menospreciado. Ocurre cuando no se aceptan personas de determinado físico en determinados trabajos.

Pero el anciano envejece a su pesar y el feo lo es de forma innata y de esta manera con la edad no se suman sólo años sino también fealdad y discriminación. y el poco agraciado debe cargar con la conciencia de una culpabilidad complaciente si no corrige sus defectos, levantando así un desafío directo al dogma del culto al cuerpo y a la belleza juvenil.

Pero, por suerte, bastantes personas aún no se doblegan al valor de lo bello como imposición y muchos ancianos viven felices con sus arrugas y sus años, muchos gordos con sus kilos de más y muchos feos con sus defectos.

( Shakespeare )

jueves, 11 de noviembre de 2010

Feliz aniversario Edelweis

La música...
Su magia..
tú.

Desde aqui felicitamos en su tercer aniversario a la sala "Edelweis".
Un beso muy grande a cava y todos los habituales del canal.
¡ Que cumplais muchos más !


El barrio- pa madrid

viernes, 5 de noviembre de 2010

A LA HOGUERA DEL MERCADO

El mercadeo, la búsqueda de lo último, lo mediocre, la falta de profundidad, el afán de lucro y la creación de falsas reputaciones. Todos estos rasgos en espuria mezcolanza abonan el antaño prestigioso campo del arte. Esta podría ser la era del fin del arte que tantos predijeron. Porque el arte ha olvidado su antigua función de elevar los espíritus y su valor es hoy sólo aquel que fija su precio en la galería.

De igual forma que se negocia con la propia dignidad o se vende la propia privacidad en programas televisivos de testimonio, el artista comercializa su pretendido talento a la vez que se degradan los rasgos que encumbraron su valía social. Hoy los objetos artísticos son sólo meros productos mercantiles más y su precio su verdadero valor. Aficionados al arte y filisteos, críticos y coleccionistas habitan el mismo ámbito, un ámbito levantado alrededor de la hoguera del mercado donde arden los antiguos ideales del arte y su proyecto utópico. Nada se puede hacer contra esta comercialización del espíritu que señala nuestra época, sentencia nuestro futuro y nos instala en una inmediatez materialista y banal.

El ingenio seriado de Warhol, la grandilocuencia efectista de Damien Hirst o Jeff Koons y el uso de la pornografía de tantos y tantos artistas son características del gusto por epatar y la intención, en el último arte, de un efectismo vacío de todo contenido. Un trayecto sin más destino que la búsqueda de la fama por la fama. De tales productos de consumo artístico se deduce el derrumbamiento de la Vanguardia artística y de este derrumbamiento surge la falta de proyecto, el esnobismo del "todo lo ultimo es bueno", la desorientación de los coleccionistas y la estupidez, rasgo fundamental de nuestra sociedad hiperinformada pero desprovista de criterios de análisis.

Opinar sobre arte sin saber y valorar positivamente la oferta museística o de las galerías sólo porque se proyecta allí es la constante de nuestro tiempo. Por un lado, este papanatismo revierte en una espiral que se retroalimenta y, por otro lado, el mercantilismo deviene en una psicosis social en el que los precios del arte crean la ilusión de su excelencia.

( Shakespeare )

Granada

" Dale limosna mujer, que no hay en la vida nada, como la pena de ser, ciego en Granada ".


(Francisco A. Icaza)





( vasal )

Galeria de arte

Para los amantes del arte.


http://www.mystudios.com/artgallery/


( Brother )