Toda persona que alcanza la vejez se adentra en una indiferencia y en un ninguneo de radical implantación social por mor de la subida a los altares de lo joven como fin vital y no como etapa de transición y superación.
La cirugía plástica posee tal prestigio que otorgándola poderes casi mágicos, aboca a una muchedumbre de sedientos aspirantes a eternos jóvenes o a bellos emuladores del atractivo de las estrellas del cine y la pasarela, a una espiral de implantes, correcciones, cortes y estiramientos.
Por lo dicho, la edad y sus consecuencias se hacen muy difícil de aceptar cuando acontece y, con ello, se impone a los físicamente acomplejados por sus defectos o su exceso de años a someterese al cambio de su apariencia por una imagen más acorde al espíritu de los tiempos. O, al menos, eso es lo que parece.
Así, el viejo es más que un viejo: es una persona culpable. Culpable por no someterse a los ofrecimientos milagrosos de la industria del embellecimiento como una forma de consumo más , asequible y, por tanto, exigible. Se conmina al poseedor de un físico considerado defectuoso a su manipulación estética. Quien no se doblega es menospreciado. Ocurre cuando no se aceptan personas de determinado físico en determinados trabajos.
Pero el anciano envejece a su pesar y el feo lo es de forma innata y de esta manera con la edad no se suman sólo años sino también fealdad y discriminación. y el poco agraciado debe cargar con la conciencia de una culpabilidad complaciente si no corrige sus defectos, levantando así un desafío directo al dogma del culto al cuerpo y a la belleza juvenil.
Pero, por suerte, bastantes personas aún no se doblegan al valor de lo bello como imposición y muchos ancianos viven felices con sus arrugas y sus años, muchos gordos con sus kilos de más y muchos feos con sus defectos.
( Shakespeare )
Espero que no llegue el día en el que todos seamos perfectos y por lo tanto iguales, a las personas no se la quiere sólo por su físico, pero creo que en el fondo éste influye en su forma de ser. Pues su físico influye en su relaciones personales y en su vida cotidiana.
ResponderEliminarNo sé si me he explicado...
(por cierto Sheakespeare, creo que ayer te ví en el chat)