Bienvenidos al Blog de las salas cajón desastre y aventura de vivir de Ozú. Desde hace tiempo nos rondaba por la mente la idea de tener un sitio de encuentro, una referencia más allá de nuestras salitas, un lugar sobre todo para compartir esos "pequeños momentos" de los que se compone cada día.

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viernes, 7 de enero de 2011

POESÍA CONTRA FILOSOFÍA

        El poeta ama la existencia. El filósofo, en cambio, se extraña y discurre ante ella pero no la ama. Ambos se sienten invitado a crear desde ella pero mientras la poesía es una experiencia que se recrea en la belleza del mundo, - una experiencia que experimentan tanto el autor de los versos como el lector-, la filosofía es una ciencia, una ciencia de la reflexión, un discurrir complejo que también es una experiencia, si se quiere, pero con el concepto como combustible primordial. Donde el poeta experimenta gozo estético el filósofo experimenta gozo intelectual.

El poeta se impresiona ante el esplendor de cuanto existe mientras la existencia para el filósofo es el motivo de un análisis sosegado. La existencia es el Todo, y con sus interrogaciones sobre ella el filósofo construye sus teorías. Teorías no exentas de dudas porque el filósofo que es verdaderamente filósofo siempre duda. Al contrario, el poeta se apoya en la certeza: la certeza en la belleza del mundo y la belleza de la poesía.

Como punto en común, filósofo y poeta, reducen la realidad a lenguaje. Un lenguaje que atrapa tanto lo tangible como lo intangible. En el filósofo, el lenguaje, es la herramienta de su capacidad razonadora. Pero donde el filósofo pone Razón (el pensamiento) el poeta opone Emoción, una praxis sentimental, que si se piensa tiene como resultado otra realidad: la realidad poética, ajena a la realidad misma y, a su vez al ser experimentada, parte de ella.

Otro elemento que comparten el filósofo y el poeta es su aspiración a la Verdad. El filósofo siempre fracasa en esta aspiración. Su única aspiración, al final, es la de ser lúcido pues la lucidez es la forma más incisiva de aproximarse a la Verdad. El poeta, por el contrario, cree haber alcanzado la Verdad. La Verdad es lo bello y la Belleza está, para él, en la poesía.


( Shakespeare )



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