Mi novio me invitó a pasar dos semanas en el pueblo de sus padres; me pareció una buena idea después de la bulliciosa estancia en Ibiza con mi amiga de toda la vida, Yolanda. Pensé que un poco de tranquilidad me vendría bien. En la terminal de autobuses compré un libro para mitigar el que suponía un tedioso viaje de tres horas. Al subir al autocar comprobé que sólo seis personas lo ocupaban; decidí sentarme atrás del todo, junto a la ventanilla. Ya iniciado el trayecto saqué el libro del bolso y me puse a leerlo. Para mi sorpresa, la novela se hallaba repleta de episodios eróticos magníficamente escritos. Sin poder evitarlo me excité, y comencé a masturbarme a sabiendas de que nadie podía verme. Mi sexo totalmente empapado emitía unos tenues chasquidos al roce con mis dedos; más pronto de lo que hubiera querido un orgasmo hizo presa en mí, y gimiendo me corrí voluptuosamente empapando el asiento con mis fluidos. El clímax fue tan intenso que mis piernas temblaban y apenas las sentía. Desfallecida, con la minifalda levantada y mi tanga en los tobillos cerré los ojos y me quedé dormida.
El claxon de un camión me despertó. Compuse mis ropas y recogí el libro del suelo. Besé la portada y lo guardé en el bolso. Media hora más tarde llegué a destino. Mi novio me esperaba con una amplia sonrisa que yo le devolví. Al bajar del autocar me preguntó qué tal el viaje y yo suspirando le dije:”inolvidable, Mario, inolvidable”.
( Anais Miller )
Elbrus dijo...
ResponderEliminarEl relato es breve y conciso. Lo mejor de todo es saber quien está detrás del teclado, para mi es el mayor mérito.
Recuerda que tienes que darme el título de la novela.
Gracias por tu participación y ánimo!
Avena dijo...
ResponderEliminarUn texto no por más adornos que le pongamos es mejor.Tiene un gran mérito expresar tanto en tan pocas líneas.Me ha encantado ¡Felicidades!y No dejes de escribir!!!!