Bienvenidos al Blog de las salas cajón desastre y aventura de vivir de Ozú. Desde hace tiempo nos rondaba por la mente la idea de tener un sitio de encuentro, una referencia más allá de nuestras salitas, un lugar sobre todo para compartir esos "pequeños momentos" de los que se compone cada día.

En este “cajón desastre” todo tiene cabida: fotografía, música, literatura, cine... pretendemos sobre todo aprender los unos de otros y entre todos crear algo diferente que nos sirva de complemento y entretenimiento.

Por eso os invitamos a que participéis con comentarios y sugerencias. Gracias de antemano a todos y ¡Bienvenidos!

viernes, 25 de junio de 2010

Auroraboreal

ENTRE NOSOTROS


Como todos los sábados desde hacía mucho tiempo nos reuníamos en casa de Maite, nuestra amiga vidente.Éramos seis personas, seis amigos a los que un día el destino unió en esta locura de la búsqueda de lo desconocido.


La mesa estaba preparada, una mesa redonda, robusta, de madera de roble... El tablero colocado justo el centro con el vaso. Las sillas perfectamente dispuestas, todas menos una que estaba vacía. A mi lado el cuaderno y el bolígrafo para tomar nota. La habitación envuelta por una tenue luz procedente de unas velas colocadas sobre el aparador y en las paredes de lados, dos mesitas con grandes candelabros.


Esta sesión era distinta a todas, aunque todavía no éramos conscientes de cuánto. Hacía un mes que nuestra amiga María, que había ocupado la silla que ahora permanecía vacía, había fallecido en un lamentable accidente de tráfico. Habíamos puesto una vela encendida frente a su asiento, como homenaje y entrañable recuerdo.


Yo nunca creí en esto de la ouija, es más, como buena agnóstica, siempre pensé que no existía nada después de la muerte, hasta que hice la primera sesión. Maite siempre dirigía nuestros encuentros, invitaba a los espíritus a unirse a nosotros y les despedía, pues dicen los entendidos que no es bueno cerrar sin que se vayan. Al principio pensaba que era ella o que tenía algún extraño artilugio con el que movía el vaso con maestría, hasta que un día en un determinado momento mi dedo quedó prácticamente solo guiando el vaso, y fue entonces cuando entendí que aquello era real. Ese fue el principio, luego se sucedieron muchas sesiones, tantas que ya ni recuerdo los espíritus que nos visitaron: Una mujer judía que mataron los nazis y que nos habló de su sufrimiento, de sus hijos asesinados, de su dolor. Un general de la guerra civil española que atormentado vagaba en el limbo y decía que Garzón era un hijo de su madre y que Franco se reencarnaría pronto en algún cuerpo y “nos íbamos todos a enterar de lo que valía un peine”, a Maite le costó mucho que se fuera pues lanzó contra la paredvarias figuritas que adornaban el aparador e hizo temblar la pesada mesa varias veces. Otro día nos visitó un chaval de 17 años que había que había muerto ahogado en una playa cercana. Fue una historia muy triste pues se había adentrado mucho en el mar tras una discusión con su novia y le atormentaba el remordimiento de ella.Siempre anotábamos lo que nos decían, así que me quedé de piedra cuando fui yo misma y comprobé en el registro civil que todo lo que había dicho era cierto.


Pero centrémonos en esa noche. Como he contado, la pérdida de nuestra amiga nos había conmocionado a todos sobremanera, pero jamás imaginamos lo que iba a ocurrir. Eran las 11 de la noche y ya nos habíamos tomado nuestro acostumbrado té, que para los escépticos no contenía alucinógenos ni ninguna otra sustancia parecida. Habíamos comenzado la sesión y la noche transcurría tranquila había entrado un espíritu burlón que nos había acariciado los muslos suavemente por debajo de la mesa a algunas había llegado casi hasta la entrepierna.Al final, Maite se puso seria y terminó por irse... Después de una pausa y retomado de nuevo, todosconcentrados, con los ojos cerrados…el vaso comenzó a moverse lentamente:


-Buenas noches amigos-(Yo, como casi siempre, anotaba las letras en la libreta)

-Buenas noches te deseamos todos, adelante, eres bienvenido- invitó Maite.

-Bienvenida, lo sé. (Anoté, temblorosa)

-¿Cómo te llamas?- preguntó Maite

-M a r í a... (Volví a escribir)


Un escalofrío me recorrió el cuerpo y abrimos los ojos...mirando temerosos la silla vacía. De repente, el vaso comenzó a moverse a una velocidad vertiginosa...


-Estoy con ustedes, siempre lo estaré, sobre todo ahora que he encontrado mi sitio….

Las velas parpadearon, y yo sentí un miedo atroz al igual que todos.

Maite, le increpó:- ¡Vete, busca otro lugar aquí no está tu sitio!-.


El vaso dejó de moverse y ella apresuradamente apagó la vela, quitó la silla vacía y recogió el tablero. El terror se reflejaba en nuestras caras. No pudimos articular palabra sobre todo cuando al recogerlo aparecieron unas letras impresas en rojo: “Ya he visto la puerta “


Las letras permanecen aún en la mesa. No conseguirán borrarlas. Y yo, yo encontré la puerta. Fdo.: M a r í a

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