Bienvenidos al Blog de las salas cajón desastre y aventura de vivir de Ozú. Desde hace tiempo nos rondaba por la mente la idea de tener un sitio de encuentro, una referencia más allá de nuestras salitas, un lugar sobre todo para compartir esos "pequeños momentos" de los que se compone cada día.

En este “cajón desastre” todo tiene cabida: fotografía, música, literatura, cine... pretendemos sobre todo aprender los unos de otros y entre todos crear algo diferente que nos sirva de complemento y entretenimiento.

Por eso os invitamos a que participéis con comentarios y sugerencias. Gracias de antemano a todos y ¡Bienvenidos!

viernes, 17 de diciembre de 2010

NOCHE PARA LA VENGANZA

Irfan Bregovic permanecía agazapado tras unos matorrales sin quitar ojo a las ventanas de la vivienda del que había sido su vecino, Nesic Aslem. Fueron amigos de niños pero, durante la juventud, se habían ido distanciando a causa de posturas políticas radicalmente opuestas. Ante los deseos independentistas de Necsik, él  sólo creía en la unidad de la nación. Habían tenido frecuentes roces  dialécticos pero nunca  llegaron a la agresión física. Ni siquiera cuando empezó la guerra civil se atrevieron a causarse mal. Pero en los últimos tiempos habían cambiado demasiado las cosas.


Irfan Bregovic recordó aquel momento de hace  siete meses, seis días y quince horas en que  regresaba a  casa tras una jornada negra. Había salido a cazar si éxito. Desde que empezó la guerra en Bosnia los alimentos escaseaban y, entre todos, habían esquilmado las montañas.

En el hogar  le esperaban su esposa y dos hijos. La comida de hoy no iba a llenar los estómagos. Igual que el día anterior.

Sobrepasó una loma y divisó  su casa a poco más de un kilómetro. Había algo raro. De la chimenea salía demasiado humo para la poca leña de que disponían. No era aventurado imaginar que en el interior debía haber fuego. Comenzó a correr con desesperación y alcanzó la cerca en pocos minutos mientras gritaba llamando a su familia. Sus temores se vieron confirmados. Al entrar en la casa tardó unos segundo en adaptarse a la oscuridad pero, entre humos,  pudo ver, sobre la mesa  el cuerpo desnudo de Dina, su esposa. Se lanzó sobre ella abrazándola, sollozando desesperadamente. Se sintió envuelto en una espiral de rabia, incapaz de organizar sus pensamientos. Entre lágrimas recordó a sus hijos y se dispuso a buscarlos llamándolos a gritos hasta acabar por descubrirlos en el granero. Estaban abrazados, unidos en una enorme mancha de sangre y, en ese momento, perdió el sentido.

Irfan Bregovic observó que se apagaban las luces de la ventana y decidió esperar un rato más para llevar a cabo su venganza.  Recordó como, tras enterrar a su familia, huyó a las montañas e hizo averiguaciones sobre lo ocurrido hasta saber que Nesik, había dirigido la partida que destrozó su vida. Ahora, por fin,  llegaba el momento de imponer su justicia. Todo el odio acumulado durante meses estaba a punto de desbordarse. Comprobó que, en el bolsillo, seguía la pistola con silenciador. La casa de Necsik estaba aislada pero prefería hacer el menor ruido. Subió la pared del patio y se introdujo en la vivienda por una ventana superior que pudo abrir sin dificultad. Escuchó ronquidos tras una puerta, la abrió lentamente y, en la oscuridad, comprobó que allí dormían dos personas. Tenía que asegurarse de  disparar  sólo sobre Nesik. La esposa no era objetivo suyo.

Cuando estuvo seguro, colocó el cañón sobre la cabeza del asesino de su familia y, sin dudarlo, apretó el gatillo. Se escuchó un ruido sordo, como si hubiera sacado el tapón de una botella, y notó como unas gotas de sangre salpicaban su mano mientras la mujer despertaba sobresaltada encendiendo la luz y gritando. Se lanzó sobre ella y consiguió inmovilizarla. Prácticamente la aplastaba con su cuerpo. Estaba semidesnuda y notaba el contacto cálido de su piel. Le rasgó las ropas con violencia. Era la primera vez en siete meses que sentía la proximidad de un cuerpo femenino … y acarició sus pechos.

La escena no podía ser más dantesca:  él, un salvaje excitado, ella, inmóvil por el miedo … y un cadáver que les contemplaba como testigo mudo.

Irfan Bregovic dudó un momento y ella aprovechó para desembarazarse de la mordaza, para volver a gritar, a patalear, a manotear …

No podía dominarla.

Sacó de nuevo el arma con su mano izquierda y colocó el cañón en la frente de la mujer que, con los ojos desorbitados, había enmudecido.

La sangre le alcanzó la cara y le dejó paralizado.

Irfan Bregovic se mantuvo inerte, durante minutos, sentado en el borde de la cama.

A lo largo de siete meses, seis días y quince horas  había creído que, con la venganza, su espíritu recuperaría la paz. Pero no era así. 

Por sus mejillas empezaron a rodar lágrimas rojas y, con ellas, sintió que su alma también rodaba vertiginosamente, hasta hundirse en la oscuridad.

Se había convertido en otra alimaña.

Al final, él no era mejor que su antiguo amigo Nesik.
Irfan Bregovic levantó la mano izquierda, apuntó a su propia sien y disparó por última vez en su vida.

( Irfan )


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