Bienvenidos al Blog de las salas cajón desastre y aventura de vivir de Ozú. Desde hace tiempo nos rondaba por la mente la idea de tener un sitio de encuentro, una referencia más allá de nuestras salitas, un lugar sobre todo para compartir esos "pequeños momentos" de los que se compone cada día.

En este “cajón desastre” todo tiene cabida: fotografía, música, literatura, cine... pretendemos sobre todo aprender los unos de otros y entre todos crear algo diferente que nos sirva de complemento y entretenimiento.

Por eso os invitamos a que participéis con comentarios y sugerencias. Gracias de antemano a todos y ¡Bienvenidos!

jueves, 23 de septiembre de 2010

ERA MITAD DE AGOSTO ( Blasco )

Era mitad de agosto y mí presupuesto de ventas estaba por debajo de mis objetivos. Si seguía así, probablemente seria uno más de los que ocuparían las próximas listas del paro. Con el propósito de conseguir algunos clientes, me dirigí a uncomplejo residencial que habían construido hacia poco.

Toqué varias veces un timbre sin respuesta y cuando empecé a bajar las escaleras, escuche como se abría la puerta. Al girar vi como se discernía la silueta de una joven. A penas tenía unos treinta años. Llevaba unos shorts y una camiseta de manga corta por encima del ombligo, su melena se escampaba sobre sus hombros y una deliciosa sonrisa iluminaba su cara.

Tímidamente preguntó que quería y controlando mi sorprendente excitación puse en marcha toda mi maquinaria comercial, para intentar venderle un sistema de alarmas. La muchacha se mostró interesada y aplazamos otra visita para el día siguiente.

Tenía ganas de volver a verla, todavía recordaba su físico: realmente era una mujer muy atractiva y esa mezcla de turbación me gustaba.

Aquella tarde era la más calurosa del verano. A pesar de habernos citado más veces, me inquietaba estar de nuevo en su casa. A solas…

Me acompañó al comedor y comencé con la instalación de la tarjeta en el panel de alarmas.

-¿Tardarás mucho? Quiero ducharme, si necesitas algo ahí está la cocina. (Dijo la chica)

(Si ella supiera lo que necesitaba en esos momentos seguramente no lo hubiera dicho… o si).

Yo sabía que se estaba desnudando y mi curiosidad para ver más me impulsó a acercarme a la puerta del baño.

Estaba entreabierta y a penas pude distinguir unas bragas en el suelo. Me acerqué un poco más y vi como lentamente dejó caer el vestido, descubriendo su espalda y un trasero duro y apetecible a ser mordido. Entró en la bañera y pensé que al cerrar la mampara, podría seguir con mi tarea; pero no fue así ya que ella la dejó totalmente abierta. El agua caía en cascada, rozando esa espalda, esos pechos y deslizándose por su culo y piernas. Empezó a enjabonarse de manera sensual, comenzando por el tobillo y subiendo por la rodilla hasta su muslo. Usaba sus manos y su ritual era una mezcla de caricias y masajes en ese cuerpo desnudo que invitaba a ser amado.

¡Dios mío! Ni siquiera me di cuenta que tenia la mano en mi bragueta.

Yo continuaba con mi trabajo sin dejar de mirarla. Deseba meterme en esa bañera, enjabonar esos pechos, acariciarlos, comer esos pezones…

Una llamada al móvil me obligó a salir a la terraza, impidiendo la visión de tan gran espectáculo.

Al regresar al comedor mi grado de excitación no había disminuido pero la muchacha ya no estaba.

Para mi sorpresa entró con un vaso y me invitó a tomar agua fresca.

Al acercarse, comprobé que su cuerpo seguía mojado por las marcas de sus pezones en el mini vestido de algodón.

Rozó mi mano, era la señal de que ella tenía las mismas ganas de sexo que yo.

Tiré el vaso. Acercamos nuestras bocas buscando con ansia nuestras lenguas. En esa pelea arrancamos con furia nuestras ropas, cayendo en el sofá. Allí tumbada, noté la frescura de su cuerpo. Separé sus piernas, mordisqueando sus bragas. Esa mezcla de olor a recién duchada y su humedad , impulsó a apartar esa tela que me impedía notarla más.

Mi lengua jugaba con su sexo y ella me suplicaba que la penetrara. Yo lo deseaba tanto como ella, así que allí mismo la poseí. Cuerpos sudados, embriagados por el deseo. Empapada y dilatada, entré hasta su fondo.

Gemidos de placer y de dolor al notar sus arañazos en mi espalda, se mezclaban con el orgasmo que sentí.

Cuando quise seguir gozando de nuestros cuerpos, ella me dijo:

-Gracias por el trabajo, espero que todo funcione correctamente. Ya puedes irte, si tengo algún problema con la alarma ya te llamo.

Con cara de sorpresa dejé a esa mujer.

No hay día que no espere esa llamada…

( Blasco )

2 comentarios:

  1. Elbrus dijo...
    No me extraña que quieran trabajar en la misma empresa de alarmas!. Lenguaje sencillo y ameno. Animo y gracias por participar!

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  2. Avena dijo...
    Me ha gustado, auque el lenguaje es muy sencillo,la historia está muy bien llevada.Está limbuido de erotismo y sensualidad, que es de lo que se trata.Gracias por participar y ¡sigue escribiendo! :)

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