Bienvenidos al Blog de las salas cajón desastre y aventura de vivir de Ozú. Desde hace tiempo nos rondaba por la mente la idea de tener un sitio de encuentro, una referencia más allá de nuestras salitas, un lugar sobre todo para compartir esos "pequeños momentos" de los que se compone cada día.

En este “cajón desastre” todo tiene cabida: fotografía, música, literatura, cine... pretendemos sobre todo aprender los unos de otros y entre todos crear algo diferente que nos sirva de complemento y entretenimiento.

Por eso os invitamos a que participéis con comentarios y sugerencias. Gracias de antemano a todos y ¡Bienvenidos!

domingo, 16 de mayo de 2010

Amapola

Lo conocía desde hacía mucho, nunca habíamos cruzado más de dos o tres palabras, pero siempre desde que lo vi por primera vez , me pareció terriblemente irresistible. Estábamos allí en aquel local, yo con mi pareja y unos amigos, él acompañado también.
Era una noche calurosa de Agosto, de esas noches dónde el ambiente y el alcohol hace que se expandan al máximo todos los sentidos. Un grupo musical amenizaba la velada y la gente de forma improvisada empezaba a cantar.
De pronto escuché su voz. Cantaba muy bien, a pesar de ser un simple aficionado. No sé porqué pero sentí que me miraba y lo busqué entre la gente. Allí estaba, cantando y mirándome mientras el tiempo se detenía.
No podía apartar la mirada, sus ojos marrones parecían llegarme a lo más profundo del alma.
Acabó la canción, siguió la música y por unos momentos le perdí de vista.
Más entrada la noche me encaminaba al servicio, que se encontraba un poco alejado, justo en la parte trasera del local. Y ahí estaba él. Sin mediar palabra se me acercó .Yo asustada y sorprendida retrocedí ,el seguía avanzando hacia mí, hasta que mi espalda quedó apoyada en la pared.Se acercó más aún.. y colocó sus antebrazos a ambos lados de mi cuerpo, que sentí prisionero. Quería decirle algo pero no pude articular palabra, mientras él me susurraba la canción que hacía unos momentos había cantado para mí.
No sé si pasó un día, un año, una eternidad, solo sé que sentí sus labios en los míos, que mis manos cedieron y se acogieron a su nuca y que mis labios se abrieron a su lengua en un beso totalmente entregado.
Le sentía tan cerca, su cuerpo , su olor y mi mente había dejado de pensar. La algarabía del salón se escuchaba a los lejos, pero para nosotros no había nada más. El beso se hizo tan largo que no podía casi respirar. Sus manos dejaron la prisión de la pared y me acariciaron el pelo jugando con mis rizos. Por un momento nada de mi vida me importaba . Pero… la cordura volvió y él bajó la cara y la apoyó sobre mi hombro:-Perdona, perdón - susurró con voz entrecortada. Yo le puse un dedo en la boca en señal de silencio. Se dio la vuelta y desapareció. Me recompuse como pude y volví al salón, él ya no estaba.
Durante meses me ardieron los labios. Nunca nadie más, me besó igual.

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