Bienvenidos al Blog de las salas cajón desastre y aventura de vivir de Ozú. Desde hace tiempo nos rondaba por la mente la idea de tener un sitio de encuentro, una referencia más allá de nuestras salitas, un lugar sobre todo para compartir esos "pequeños momentos" de los que se compone cada día.

En este “cajón desastre” todo tiene cabida: fotografía, música, literatura, cine... pretendemos sobre todo aprender los unos de otros y entre todos crear algo diferente que nos sirva de complemento y entretenimiento.

Por eso os invitamos a que participéis con comentarios y sugerencias. Gracias de antemano a todos y ¡Bienvenidos!

jueves, 28 de abril de 2011

LA VIDA ES BELLA, CASI SIEMPRE.

Me había levantado tranquila aunque el hecho de haber encontrado medio salón inundado por una fuga de agua en el acuario, reconozco me produjo un ligero disgustillo. Aún así me dispuse a afrontar el día con un optimismo inusual que se esfumó cuando al llegar a la oficina de Hacienda una empleada con muy malas pulgas y cara avinagrada me culpabiliza casi de la crisis económica del país por no haber declarado 300 euros de una subvención que mi asesor olvidó incluir en la declaración de hace dos años. Me mordí el labio inferior y salí con el peso de ser una defraudadora sobre mis hombros, brazos, piernas. No habían pasado 200 metros cuando después de haber esquivado varias mierdas de perro, metí sin querer el pie en un adoquín levantado de la maltrecha acera, rompiendo de cuajo el tacón. Cojeando y ante las miradas de la gente (¿Es que a nadie se le ha roto un tacón? ¿Qué miran?) Me dirigí a la zapatería más próxima que conocía. ¿Y qué me encuentro nada más entrar? una colección de zapatos Belén Esteban... ¡Dios que país!... mascullé. Elegí varios modelos, para salir del paso y después de pedirlos a la dependienta (No entiendo por qué las zapaterías no tienen todos los números expuestos y hay que pedirlos)… Ninguno de los zapatos me iba bien, así que ahí estaba yo probando y probando, cual hermanastra de cenicienta, siempre mirando de reojo, con miedo a que la dependiente me trajera unos zapatos de la marca antes mencionada. Al final compré unas playeras.
Llegué a casa, y me metí en la cocina... dándole vueltas en la sartén a unas empanadillas como le daba en mi cabeza a lo que me había dicho la empleada de hacienda, salpicó el aceite y me quemé la mano... Menos mal que el aloe vera me alivió rápidamente.
Decidida a emprender la tarde con otro talante me senté en el sofá y puse la tele. Unas declaraciones de Aznar hicieron revolverse las empanadillas en mi estómago, rápidamente cambié de cadena ¿A que no saben quién estaba? Sí, sí, la de los zapatos Belén y Lomana ¡Dios! Seguí haciendo zapping y me quedé dormida arrullada por dos monjas que hacían tocinitos de cielo (yo, que soy a atea)…
Me despertó el teléfono.
- ¿Me contestaría a unas preguntas sobre las próximas elecciones municipales?
- Claro, claro...- dije con resignación manifiesta.
Acto seguido me nombró políticos locales para que los puntuara:
-¿Se pueden dar puntos en negativo?
–No, señora.
-¿Pero les podré dar un cero, al menos ?...
-¿A todos señora?... espere que lo pregunto.
Esperé.
-Señora, que dice mi superior que si le da cero a todos, no nos vale la encuesta-
Al final tuve que dar un uno a todos, menos a un antiguo compañero de colegio le di dos puntos, aunque sólo fuera por los viejos tiempos…
Me levanto decidida a pasar bien el resto de la tarde, pero vuelve a sonar el teléfono. Esta vez es una amiga; me cuenta que su marido le ha tirado un plato de espaguetis contra la pared, aunque no presté atención a los motivos. No sé qué decirle. Si le digo lo que pienso y es que tenga cuidado que un día puede agredirla, me dirá que me estoy metiendo en su vida… Aguanto estoicamente. Al final no puedo reprimirme y le digo que porque no se separa, que ya son demasiadas veces y que si le pone una mano encima yo misma le denunciaré. Me contesta que no soy buena amiga, que en vez de animarla la he puesto triste y me cuelga el teléfono. En fin...
Me debato entre ir a la cama o entrar al chat, al final me puede más el enganche... Nada más entrar un Nick me llama: zorra, puta, lesbiana... Pobre, debe desconocer que lesbiana no es un insulto. Después entro en una sala de cultura en la que no paran de decir. “fóllame tía”, “cómeme el nabo” y cosas parecidas que soy incapaz de repetir, pero nadie dice nada, parece que es algo natural.
Me voy a la cama esta noche duermo sola, así que espero no se me ocurra la fantástica idea de que puede haber alguien debajo de mi cama. Siempre que duermo sola, no paro de pensar en ello, no quiero mirar pero tampoco puedo dormir, así que me pongo a pensar que la vida es bella, casi siempre, menos hoy.
(Avena)

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