Me gustan los directores de cine que respetan al espectador y que evitan, humildemente, situarse por encima de él; que no quieren convertirse en popes de la trascendencia y ejercitar, fatuos, una altiva condición de cineasta-artista; que no se toman en serio a sí mismos y no se paseen por el mundo convencidos de su propia importancia y de su altura intelectual; que no están interesados de dirigir sus películas a un público selecto degustador de contenidos pretendidamente intelectuales y si a un público común al que no tratan de aleccionar con un cine de penetrante mensaje; que no crean que la larga duración, la solemnidad y la lentitud sean sinónimos de profundidad; que piensan que su primer compromiso es con el entretenimiento y que no consideran, por ejemplo, escapista el sentido del humor.
Admiro hasta el tuétano las inteligentes comedias de Ernst Lubitsch, los alegres musicales de Stanley Donen, la sentimental poética de John Ford, el vitriolo de los ingeniosos y chispeantes diálogos de los personajes de Howard Hawks y Billy Wilder, la inteligente enseñanza sicólogica que desprende el celuloide rodado por Mankiewicz, la pasión incandescente y humanista de los samurais de Akira Kurosawa, la conmovedora ternura de Charles Chaplin, o la audacia, sensibilidad, brillantez y complejidad sin pedantería del surrealismo de Luis Buñuel.
Directores de un cine inteligente y no intelectual. Más sencillo, más limpio y veraz. Con personajes de carne y hueso. Cine que atrapa, que engancha, que entretiene y que no es un mero ejercicio de vacuidad hinchado en una suerte de intelectualismo solemne. En muchas ocasiones, este cine es mucho más complejo y contiene más cargas de profundidad de lo que parece. Es un cine que reconcilió comercialidad y calidad, que demostró que la taquilla no está reñida con el arte y que llenar el patio de butacas no rebaja las exigencias de calidad de una película. Cine que ni gusta de ver crecer la hierba ni tampoco gusta de revolver el agua de la charca para que esta parezca más profunda.
En definitiva: cine clásico en toda la grandeza de la expresión. El cine que se rodó en la edad de oro de este medio de expresión artística. Cine maravilloso e irrepetible. El cine que amo. El cine de mi vida. Mi cine.
( Shakespeare )
Yo también amo ese cine, Shakespeare, aunque pienso que el tiempo colocará en esa categoría de clásicos a más de alguna pelicula excelente de los últimos años.
ResponderEliminarA los directores que citas añadidiría alguno más, como por ejemplo el maravilloso Buster Keaton (uno de los pioneros), George Cukor (aquel gran director de mujeres... y de las Hepburn), o el más reciente e incombustible Woody Allen.
Los tres (junto a otros que citas) tienen algo en común: su cine inteligente me ha hecho sonreir mucho, y esa es una de las virtudes que mas valoro en el cine (y en la literatura, ya de paso), y que me parecen más difíciles de conseguir.
Got, también yo creo que a las obras maestras del cine de los 40 y 50 se han añadido títulos posteriormente rodados que han alcanzado la categoría de clásicos del cine. Pero tengo la impresión que cuanto más corre el tiempo menos películas se ruedan que merezcan ser incluidas en esa categoría y ya no sé si ahora realmente se hacen. No sé, esta es solo una impresión mía. Otra cosa, si no he añadido más directores a mi lista de favoritos es por no alargarme demasiado y hacer, así, demasiado fatigosa la lista pero suscribo plenamente los dos que tú has incorporado a mi lista personal y además añado a otros como Vittorio de Sica, Alfred Hitchcock,( genio con extraordinario sentido del montaje de planos y para muchos el mejor director que jamás haya existido) las comedias de Harold LLoyd también, William Wyler ( director que dignifica y eleva la condición del cine hecho por artesanos ), Federico Fellini ( director con una de las poéticas mas logradas y personales de la historia del cine), John Huston ( mi director favorito por número de películas que me gustan sobre el total de su filmografía), Orson Wells ( director con el estilo visual que más me gusta de todos), Fritz Lang, Vincente Minelli, Friedrich Wilhelm Murnau, Elia Kazan, Robert aldrich, David Lean y no sé cuántos más. Ya ves que me quedaban directores por poner. Saludos.
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