Bienvenidos al Blog de las salas cajón desastre y aventura de vivir de Ozú. Desde hace tiempo nos rondaba por la mente la idea de tener un sitio de encuentro, una referencia más allá de nuestras salitas, un lugar sobre todo para compartir esos "pequeños momentos" de los que se compone cada día.

En este “cajón desastre” todo tiene cabida: fotografía, música, literatura, cine... pretendemos sobre todo aprender los unos de otros y entre todos crear algo diferente que nos sirva de complemento y entretenimiento.

Por eso os invitamos a que participéis con comentarios y sugerencias. Gracias de antemano a todos y ¡Bienvenidos!

domingo, 16 de mayo de 2010

paciente 1104

Era un caluroso domingo por la tarde, había pasado el fin de semana fumando hierba, tumbado en el sofá. Estaba más solo que la una, sin novia, sin amigos y en el curro no paraban de fastidiarme. Estaba hastiado, cansado de vivir , harto de existir.
De pronto el corazón empezó a palpitar desesperadamente y una angustia me abrasaba el pecho. Conseguí llegar al teléfono y marqué. Al momento llegó la ambulancia y me encontré en el hospital. Me monitorizaron enseguida, el médico empezó a preguntarme y le dije que había fumado maría. Me dijo que el corazón marchaba de forma irregular y que me dejarían ingresado para ver la evolución.

No recuerdo nada más no sé cuánto tiempo dormí .Era increíble, yo que en casa no podía conciliar el sueño. Me despertaron unas risas y una voz alegre eran las auxiliares para cambiar la cama.
Allí estaba ella , vestida de blanco , era un ángel de tez blanca, pelo rubio y manos diminutas. Me saludó por mi nombre y me preguntó cómo me sentía (¿Habré muerto y estaré en el paraíso? pensé ).
Su voz sonaba a campanillas celestiales .
Me trajo el desayuno que devoré con inusual apetito
- Dentro de un momento volveré para asearte - dijo ante mi estupor.
-No, no, si ya me levanto, estoy bien -consciente que era imposible pues estaba lleno de cables.
– No, hasta que el médico vuelva no puedes moverte –Dios! Al cabo de un rato cumplió su amenaza y allí estaba con una pequeña esponja y unos guantes de látex. Me aferré a la sábana como si la vida me fuera en ello, mientras ella sonreía maliciosamente.
- Tranquilo yo estoy acostumbrada. (ya pero yo no , pensé)
Hacía tanto tiempo que no me tocaba una mujer. En un momento se me olvidaron los años de hastío y abstinencia cerré los ojos y me abandoné. Sentía el roce de la esponja y los guantes de látex por mi cuello, debajo de mis brazos, en la barriga, bajando por mis muslos ( solo pensaba en eso y en aquellas manos diminutas).
Lo que ocurrió después fue inevitable , vergonzoso, obsceno, fisiológico, involuntario, explosivo. Solo fui consciente de:
- No te preocupes , Manuel , es normal - acompañado de una leve risa.
Volví a dormir , por no morirme de la vergüenza. Al rato pasó consulta el médico que mirando el parte, me dijo sonriendo:
- Puedes irte a casa y deja las drogas, es un consejo-.
( Esto nunca se lo había contado a nadie)

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